miércoles, 18 de marzo de 2009

12º C

son las cinco y cuarto CLAVADAS. Toco el timbre en lo de mi psicóloga, aunque tengo la llave de abajo. Ella atiende en una habitación de su casa. O sea el consultorio es en su casa. Un edificio en la Avenida Las Heras, casi llegando a Plaza Italia, un edificio multitudinario (4 dtos por piso, 16 pisos, 64 en total).
Toco el timbre.
- ¿ QUIÉN ES? - pregunta por el portero eléctrico. Le aviso que llegué. La imagino leyendo, o descansando sentada en su sillón.
Busco el llavero en mi cartera y pienso...ahora viene un pibe me agarra de atrás me obliga a entrar al edificio, yo forcejeo pero no mucho y entramos juntos. Me arrastra hasta el ascensor preguntándome a qué piso voy. - 12 C - le digo reflejandome en uno de los cuatro espejos. El me tapa la boca para que no grite.
Siempre la misma fantasía, que me roben cuando estoy llegando a la psicóloga, no debe existir momento más incomodo. Peor si nos violan. A las dos.
De eso no se vuelve. De otras cosas tampoco.

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