Una mujer que escribe siente demasiado
Todos esos trances y portentos!
Como si el período y los hijos y las islas
no bastaran; como si las muertes y los chismes
y las verduras nunca bastaran.
Piensa que puede aconsejar a las estrellas.
Una escritora es esencialmente una espía.
Amor mío, esa chica soy yo.
Un hombre que escribe sabe demasiado
Todos esos ensalmos y fetiches!
Como si las erecciones y los congresos y los productos
no bastaran; como si las máquinas y los galeones
y las guerras nunca bastaran.
Con muebles usados construye un árbol.
Un escritor es esencialmente un delincuente.
Amor mío, ese hombre sos vos.
Sin amarnos nunca a nosotros mismos,
odiando hasta nuestros sombreros y zapatos,
nos amamos el uno al otro, bienamado, bienamada.
Nuestras manos son celestes y suaves.
Nuestros ojos están llenos de terribles confesiones.
pero cuando nos casamos,
los hijos se marchan, asqueados.
Hay demasiada comida y no queda nadie
para comerse toda esa pavorosa abundancia.